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"La guerra es lo que sucede cuando las palabras fallan..." afirmó una vez la escritora canadiense "Margaret Atwood". A lo que yo añadiría: "... y se olvida la música".
Porque creo sinceramente que más de uno se olvidó de bailar alguna vez al ritmo "funky-militar" de "Edwin Starr" ("¿La Guerra? ¿Para qué es buena? ¡Absolutamente para nada!"). O renunció a quedarse al menos un día encamado como "John y Yoko" haciendo el amor (y sin tocar las partes pudendas de los demás) cantando: "¡Todo lo que estamos diciendo es que des una oportunidad a la paz!".
Y da igual que se diga con palabras sofisticadas y elegantes como aquellas "niñas" poetisas que cantaban: "No a la guerra, que la guerra es muy perra", o con palabras sencillas y humildes como las de nuestro adorado "Miguel Hernández", que ya sabía que lo único que trae consigo una guerra, es TRISTEZA: "Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes". El mensaje sigue siendo igual de universal e imperecedero.
En cualquier caso, afortunadamente cada vez somos más los que comprendemos que la estupidez humana no conoce límites, y probablemente por ello, el hombre necesita pisotear las fronteras ajenas. Así que mejor será que cada cual se atrinchere en su particular refugio interior, pues fuera amenaza tormenta y el hombre del tiempo augura lluvia nuclear. Con suerte solo la veremos desde la ventana.
Paz y Amor hermanos introvisores ¡NO A LA GUERRA!
Psicólogo, Formador, Escritor y Músico.
