"El equilibrio es imposible cuando
vienes y me hablas de los dos."
- Los Piratas -
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A 30 pies del suelo, suspendido sobre la delgada y flexible línea que separa la razón del deseo, el casual funambulista avanzaba cauteloso y tambaleante por el angosto y afilado alambre de la virtud, sobrevolando un vacío espeso y gris, donde no cabían luz ni oscuridad.
Al fondo por el lado izquierdo, podía distinguir lo que parecía un fresco y suave lecho de algodones blancos, cuya mera imagen embalsamaba su cerebro, manteniéndole aislado del mundo como una cárcel sin rejas, abandonado en una confortable sensación de seguridad.
Sin embargo, podía percibir cómo por su lado derecho, crepitaban las ardientes llamas de lo que muchos denominaban "el infierno del deseo". Notaba su calor pese a la distancia. Comenzaba a hervirle la sangre al sentirse invadido por una cálida pero aterradora sensación de condenación, de completa entrega a los más bajos instintos y pasiones de la condición humana.
Balanceábase ufano y expectante, como en aquella vieja canción del elefante sobre la tela de una araña, pero con cuidado de no dar ningún paso en falso, consciente de que la vida no suele regalarte segundas oportunidades, ni existe tiempo para el ensayo y el error.
Con la mirada al frente continuó avanzando, sin prisa pero sin pausa, por ese cable como una especie de sendero. Libre de cargas, mas que una prestada fé por alcanzar lugar seguro como contrapeso, guardaba sin embargo en su fuero interno la verdad más pesada: Nunca llegaría sano y salvo de su destino...
Así llegó un momento en que nuestro funambulista comenzó a notar un acuciante dolor en sus cansados pies, fruto de la torsión continua al contacto con el metálico y afilado cable. Un ligero traspiés... y cayó.
Hacia qué lado cayó exactamente, me pregunta. Pues permítame decir que lamentablemente no hay respuesta con sentido, para quien pregunta a alguien que ha perdido EL EQUILIBRIO...
Psicólogo, Formador, Escritor y Músico.
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Imagen 1. Autor: Amjad Rasmi. Tomada prestada de fuente.
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